miércoles, 17 de diciembre de 2008

arte suburbano

Al entrar hoy a la estación de El Clot de Barcelona me ha sorprendido una curiosa iniciativa. Un stand en la estación me invitaba a ‘probar’ breves folletos que contenían el primer capítulo de una novela. Mi degustación se titulaba Retorn Amarg, de Lluïsa Forcadell. Si me gusta la lectura, podré acabar comprando el libro. Al parecer, se trata de una iniciativa conjunta del TMB, la Generalitat y el Govern de les Illes Balears. Ya sea para amenizar a los viajeros durante los frecuentes retrasos de los convoyes o bien para fomentar la lectura en catalán, aplaudo esta iniciativa. Falta conocer ahora cuáles son los criterios para elegir las obras que promocionan.

El TMB organiza certámenes literarios, cástings para obtener plaza en el
Punt de Música Nocturn
y otros eventos de promoción cultural durante el año. Y así entra en la relación cultura – transporte público que ha hecho famosas a muchas otras ciudades.

Las estaciones del metro de Nápoles son visita obligada por las guías turísticas gracias a las obras de reputados artistas de vanguardia. Madrid expone durante estos días la Cow Parade. Algunos trenes de Japón, además de una estupenda valla publicitaria, sirven de soporte para vastas obras del Manga. Y el metro de Moscú se ha ganado el sobrenombre de “palacio subterráneo”, gracias a sus estaciones construidas en mármol, cada una con un estilo arquitectónico particular, y recargadas de mosaicos, esculturas y relieves.

Tren japonés con decoración Manga

Panorámica de una de las estaciones del 'palacio subterráneo' de Moscú


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